lunes, 28 de junio de 2010

Josep Lluís Carod-Rovira, vicepresidente del Govern de la Generalitat de Catalunya: «Sería un error que los progresistas no tuvieran el patriotismo

Advierte de que las sensibilidades progresistas de la isla deben acabar «sumando» para evitar que la derecha regrese al poder






Josep Lluís Carod-Rovira, en la sede del Consell.
Josep Lluís Carod-Rovira, en la sede del Consell. J. A. RIERA

Pese a que su partido en Ibiza (ERC) ha decidido dar por zanjado el proyecto político de Eivissa pel Canvi, Josep Lluís Carod-Rovira (Cambrils de Mar, 1952) advierte de que las sensibilidades progresistas de la isla deben acabar «sumando» para evitar que la derecha regrese al poder. Considera que algunas de sus ideas se avanzan a su tiempo, lo cual puede causar incomprensión en su tierra y que fuera de Catalunya lo vean incluso como a un provocador.

IBIZA | EUGENIO RODRÍGUEZ —¿Cómo se le ocurre ofrecer una conferencia a la misma hora en la que se jugaba un partido decisivo de España en el Mundial?
—La cultura y el deporte no son exactamente lo mismo y el público destinatario de uno y otro no tiene por qué ser el mismo.

—¿Le interesa el Mundial?
—Dentro del Govern de Catalunya, Deportes es una competencia que depende de mi departamento, pero sinceramente me importa poco lo que pueda pasar en el Mundial mientras no pueda haber una selección con la que me identifique, algo que en este momento no pasa.

—¿Qué pagaría usted o la Generalitat para que Messi hablara catalán?
—No es cuestión de que lo pague el Govern catalán, sino que sería deseable que una persona que se ha criado en Catalunya y que me consta que entiende perfectamente el catalán, diera un paso más y también lo utilizase. Si vive en un país con una lengua propia, además de dar buenos momentos a los seguidores del Barça por su buen juego, si hablase en catalán seguro que daría un mensaje de normalidad. Estoy convencido de que no ha de ser difícil.

—En su conferencia defendió «un proyecto nacional no nacionalista, ya que no se trata de construir una sociedad sólo para los ciudadanos nacionalistas sino para todos los ciudadanos de la nación». Este discurso suena al nuevo espacio que promueve ERC en Ibiza y del proyecto Gent per Eivissa. ¿Tiene una vinculación?
—Me alegro. Hace años que estoy teorizando sobre el fenómeno nacional que para mí es fundamentalmente social y civil. En un proyecto nacional abierto que yo defiendo cabe todo el mundo, tanto si ha nacido aquí como fuera y si habla catalán como si no lo hace. Lo importante no es de donde venimos sino hacia donde queremos ir juntos.

—¿Conoce el proyecto político Gent per Eivissa?
—Un poco, pero no con detalle.

—¿Qué sabe?
—Sé que aquí hay cambios en lo que sería el mapa del sistema propio de partidos. Está bien que cada sensibilidad progresista asegure su propia identidad ideológica, pero creo que sería un error que no tuvieran la responsabilidad, el patriotismo y la generosidad de acabar sumando.

—La decisión de ERC de desvincularse de ExC ha roto la unidad de la izquierda ¿lo considera acertado?
—Conozco lo que va pasando aquí pero me parecía inadecuado dar mi opinión sobre un tema tan concreto de política ibicenca. Insisto en que me parecen legítimas las reivindicaciones de estrategias diferentes, aunque sabiendo que al final solo son útiles cuando consiguen articular una mayoría. En Ibiza esto sólo es posible sumando.

—El tripartito catalán tiene sus crisis internas, pero ¿cómo ve la inestabilidad del Govern de Antich?
—Lo que suele pasar es que la izquierda es la primera perjudicada de los errores, males e irregularidades que comete la derecha. Es sorprendente que los casos de irregularidades y corrupción detectados en vez de afectar a las fuerzas políticas en cuyo interior están las personas que han sido protagonistas de los mismos, acaben directamente por afectar a los que no tienen nada que ver.

—¿Se considera una persona provocadora o un incomprendido?
—Muchas veces tengo la sensación de que algunas de mis propuestas han ido un poco por delante del momento y, por tanto, para algunos puede parecer incomprensión. Fuera de los territorios de lengua catalana, lo que yo pienso puede parecer una provocación. Dentro a veces cuesta de asumir o admitir.

—Bernat Joan es una de las personas más ilustradas de Ibiza y, al haber sido eurodiputado, uno de los ibicencos que más lejos ha llegado en la política. Sin embargo, en Ibiza no tiene la consideración que parece tener en Catalunya. ¿Cómo lo explica?
—Acostumbra a pasar que la proximidad de las cosas no da la suficiente perspectiva para ver a quien tienes delante. Es incuestionable que Bernat Joan es una persona valiosísima desde el punto de vista político e intelectual. Cuenta por mi parte con todo el apoyo y la simpatía. Por eso, fui yo el que lo nombré secretario de Política Lingüística y cuando era presidente de ERC hice lo que debía para que fuera eurodiputado. Es una persona muy potente intelectualmente y con un criterio político muy sensato.

—¿Puede atribuirse a que el nacionalismo catalán es residual en la isla?
—Creo que aquí existe un nacionalismo bien organizado, que es el español, fundamentalmente conservador. Además, puede haber algunas posiciones del mundo de izquierdas entre comillas con actitudes de nacionalismo español. El caso de Bernat Joan no sería distinto al mío. En una Ibiza que bascula sobre el bipartidismo, las posiciones de Bernat Joan se abren lentamente y por eso pueden sorprender o incomodar a personas que no querrían que esta tercera vía avanzase.

—Si Catalunya es una nación, ¿qué son las Illes Balears?
—Defiendo que existe una nación cultural que es lo que podría ser el conjunto de territorios de lengua catalana. Pero personalmente no creo que exista un país balear. El primer referente político para la gente de Ibiza debe ser Ibiza. Pero soy de los que trabajo para que esta nación cultural pueda algún día, en el futuro, convertirse en una nación política compartida. Solo será posible si lo quiere la mayoría de la gente y, segundo, para que ésta lo quiera, no solo ha de estar de acuerdo el corazón, sino la cabeza y sobre todo el bolsillo. La gente debe verlo útil.

—Si el primer referente político para los ibicencos debe ser Ibiza, ¿cómo encaja esto en los Païssos Catalans?
—Para entendernos, alguna cosa debe pasar cuando el secretario de Política Lingüística de la Generalitat es un señor de Ibiza. Tan peculiar como que antes lo era un señor de Mallorca (Antoni Mir) y tan peculiar como que cuando mandaba CiU era una señora de Mallorca (Aina Moll). No pasa en otros lugares. Creo que ha llegado el momento de que veamos que una nación, aparte de ser un espacio de emociones, también lo es de intereses compartidos.

—¿Qué beneficio obtiene Catalunya de su visita a Ibiza?
—En septiembre está prevista la firma de un convenio en Deportes.

—Pero en este caso Ibiza es la que se beneficiará de este convenio.
—Pero convierte a Catalunya en un referente positivo. El beneficio directo material lo obtendrá Ibiza, pero Catalunya se beneficiará en el sentido de que reforzará su dimensión de tierra de prestigio, de un gobierno que es capaz de utilizar positivamente sus activos. Lo hacemos con Ibiza y no con otros lugares porque Ibiza forma parte del mismo espacio cultural. El prestigio de la lengua y cultura catalana ha avanzado más en los últimos tres años en el que en el Ramon Llull estamos todos que en toda la historia anterior de la lengua catalana.

—¿Por qué entonces en las islas no se puede ver TV3 [se sintoniza TV3.cat, el 3/24 y el 33]?
—Es un problema que por parte del gobierno de Catalunya y Balears existe una absoluta predisposición a resolver. Lo que falla es un mecanismo y es que en el momento en que se crean las televisiones autonómicas se prevé que solo afecten a un marco territorial concreto, que coincide con el ámbito geográfico de cada comunidad, pero hay una realidad lingüística que va más allá. España continúa siendo, pese a la existencia de 17 comunidades y dos ciudades autónomas, un estado de mentalidad profundamente centralista.

—¿Existe un interés real por parte del Govern balear de resolverlo? Lo digo por la competencia que TV3 puede ejercer sobre IB3.
—La voluntad de los dos gobiernos es absoluta. Hay unos problemas legales que tenemos que superar. No es igual contratar publicidad para un número potencial de televidentes que para otro. Es solucionable, y lo será, pero no es tan fácil.

—¿Es inevitable ahora mismo el regreso de la derecha a la Moncloa?
—Soy agnóstico, pero puedo llegar a desear que se produzcan milagros y que no suceda. Es evidente que la situación internacional de crisis que vivimos da un gran espacio para la demagogia populista. De la derecha solo oímos críticas, pero ninguna propuesta. Me gustaría que alguien me explicase cómo se piensa gobernar en un momento de crisis y restricciones bajando los impuestos. Es obvio que los primeros perjudicados en situación de crisis son los gobiernos, sean de la ideología que sean.

—No sé si alguna vez ha confiado en Zapatero. ¿Pero cree que puede dar la vuelta a la situación actual?
—He tenido una buena relación con el presidente Zapatero al principio de su mandato. Fue una relación personal, correcta, amable e incluso cordial. Pero ahora no es que haya distancias personales, sino un abismo político. En el caso de Catalunya, ésta ya no puede esperar que sus problemas se resuelvan desde Madrid.

—¿Y Balears? ¿qué debería hacer para estar en el mapa político de España?
—Lo que tenemos que procurar hacer de una vez tanto Catalunya como Balears es estar en el mapa político de Europa y del mundo.

Vía Diario de Ibiza, 27 de junio

miércoles, 16 de junio de 2010

Es fameliar

Davall aquest pont la nit de Sant Joan , a les 12, neix una herbeta màgica: És el fameliar....
El Fameliar: Rondaia d'Eivissa. Joan Castelló Guasch


Una vegada hi havia un home i una dona, des terme de Sant Josep, que conraven sa terra d'una hisenda ben grossa que tenien. Eren es dos tot sols, no tenien infants ni parentela, ni volien jornalers perquè es tocaven una bona mica de cricanys i trobaven que dos sous de soldada eren molts de sous.


Això vol dir que sempre estaven ofegats de feina, que no l'acabaven mai i que sovent anaven avorrits de fer-ne.


Tan i tan avorrits arribaren a anar, que un dia sa dona va fer-se un arromango en es gipó i li digué a s'home:


- Pere, jo ja no puc agantar més. Si això és viure, que em mudin es nom. No tenim més remei que procurar-mos una ajuda, sigui així com sigui, si no volem batres ses potes tots dos.


-Tens molt de raó, Lletrudis, i jo ja fa temps que hi pens - li respongué ell- Però si buscam un jornaler, mira quina soldada haurem de donar-li; i si buscam un pastoret, li hem de donar menjar i berue i l'hem de calçar i vestir. Isaps que serien de sous, de cap a cap d'any!


- I què hi farem!- digué ella , que així mateix no era tan estreta com ell- . Tu només penses en sos souus, i jo pens en sos meus ossos i en sa meua pell. Pes mes que ve, o mos has procurat una ajuada, o hi aniràs tu tot sol, a trebaiar, perquè a mi no em trauràs de cas, que ses feines me sobren. Arregla't així com vulguis!


No li vengué de nou an en Pere aquesta retxaca, perquè, a dir sa veritat, ell també solia trobar-se amb sos ossos més madurs que no hauria volgut, i sempre anava com un ferrer sense carbó, llevat de quatre i com si l'encalçassin. Així que li anà per ses seues, a sa dona.


-Bono, bono- li digué-; no t'enfalimis, que ja veuré de posar-hi remei.


Passaren dies i setmanes i a l'home no li sortia aquell remei per cap caire. És a dir, es remei sortia, perquè sols era qüestió de buscar qui els ajudàs a fer una mica de sa feina que tenien; però , fos qui fos, voldria cobrar poc o molt. I això no era sa musa. Sa musa era trobar qui la fes, sa feina, però sense cobrar.


Una jaieta que hi havia per allí prop li resolgué sa cosa quan ell hi anà a demanar-li consei.


- Pere - li digué-, jo no conec ni he conegut mi ningú que vulgui trebaiar per no res. Un temps hi havia fameliars que tant els era menjar com fer feina, amb tal i que els donassin a bastament una cosa de ses dos. Però avui ja no se'n troben.


- I no cobraven soldada? - preguntà en Pere.


- No, home. Això són esperits que no han de mester es sous per res- respongué sa veieta.


- Però deuen menjar molt, aqueixos cucs, eh? - Tornà a preguntar en Pere.


- Veuràs: mengen i no mengen. S'han de tenir dins una ampolla negra, ben tapada. Quan volen que facin alguna cosa, la destapen, i surten tot d'una. I de seguida ja demanen: feina o menjar!


feina o menjar!... I no callen fins que els han donat una cosa de ses dos. Si els donen feina de sol a sol cada dia i mica de menjar, no es queixen, no. I si els donen menjar sempre seguit i mica de feina, tampoc. Lo que no volen és estar sense fer res.


- Idò això és lo que jo voldria! - digué en Pere- . Just me vendria com l'anell al dit. I no podríeu dir-e a on n'hi ha, de fameliars d'aqueixos?


- A on n'hi ha? Jo no ho sé. Lo que sé és allà on n'hi havia, un temps. Diuen, i dic, que baix des pont vei d'es riu de Santa Eulària, a punteta de sol des dia de Sant Joan, hi neix una herbeta, que també es diu fameliar, que així que és nada descompareix tot d'una; i que aquell que té prou esma per recoir-ne un des brotets, abans que descomparega, posar-lo dins una ampolla negra i tapar-la tot d'una ben tapada, té un fameliar per tota sa vida.


Ja poder fer comptes amb quines oreies es degué escoltar en Pere sa jaieta!


Li va estrènyer cap a ca seua, i fil per randa ho contà tot a sa dona.


- Idò mira- li digué ella, quan hagué sentit tot allò-: ja manquen pocs dies per Sant Joan. I es provar no és errar...


Aquells pocs dies se'ls pasaren fent comptes de tol lo que podria fer-los es fameliar i de lo bé que els vendria.


I es dissabte de Sant Joan, de bon de matí, en Pere enganxà sa mula an es carro, baixà a Vila a vendre un parei de miques, i, en haver dinat, de Vila se n'anà cap a Santa Eulària.


Baix des pont mateix va fer un mos per sopar, passà sa nit dins es carro, i en sa matinada, que encara feia fosca negra, ell ja estava de peus , esperant que sortís es sol, i amb el cor que li feia trup-trup.


- Mira que si sa veieta m'hagués enganyat!...


Però no, no l'havia enganyat sa veieta, no. Així que rompé es dia, just vora es seus peus, per tot aquell redolet, brotà una herbeta petitiua. Però lo bo era que així com brotava, descompareixia dot d'una. Just tenia temps de veure-la. Destapà s'ampolleta negra que duia, s'acatxà fins que casi es nas li remolcava per en terra, i es primer brotet que va veure nèixer devaora ell l'agafà amb un grapinyot , el ficà dins s'ampolla i tapà tot d'una. I cregueu que hi va anar llest, eh?


- Ja me l'he fet meu! - exclamà , més content que un orgue-. Ara veurem si és veritat que fa tanta feina como diuen. Cap a casa manca gent.


Però s'ampolla aquella ja no era tan falaguera com abans. Ara pareixia que estava clavada en terra, tant i tant pesava. I en Pere, que no patia de poca força, s'hi va tenir d'agafar fort amb ses dos mans, i encara li costà Déu i ajuedes per posar-la dins es carro.


- Vet aquí lo que jo no sabia- es digué , tot sorprès- : que un fameliar, o una herbeta, tan petitiua com és , pesàs tant i tant!


I no ho vulgueu sebre si se'n donà, de pressa, a tornar a ca seua!


Sa dona ja l'estava esperant, i així que botà des carro li preguntà:


- Què? El dus o no el dus?


- El duc! -respongué en Pere- Deixa'm desenganxar sa mula i ho veuràs.


Així com pogué , traginà s'ampolla a ses cases i la posà as mig des porxo.


-Veiam, Lletrudis, si la saps aixecar - digué a sa dona, que se'l mirava amb sos uis molt esbadrellats.


Ella ho provà amb tota sa seua força, però ni per aqueixes!


- I què m'has duit aquí, Pere? - li preguntà.


- T'he duit un fameliar. O al mancos, així m'ho pens. Però ara ho sabrem del cert. Tens alguna feina per fer?


- Home... Feina ja saps que sempre n'hi ha. Ara mateix es podrien pujar aquells sacs de blat a sa casa alta- respongué ella, apuntant es dit a un caramull de més de coranta sacs que hi havia a un racó des porxo.


- Idò , mira-t'ho bé! - digué en Pere, llevant es tap a s'ampolla.


A l'instant va sortir un caparrotet pelat, com una nou, que així que es trobà fora s'inflà com un melonet eriçó. Darrere es cap sortiren uns bracets llargs i prims com a sarments, un cosset prim que també s'inflà com una baldraqueta, seguit d'unes cametes i uns peuets, tot tan petitoi que pareixia mentida que s'hi pogués aguantar damunt. I ses manetes casi casi li rosegaven per en terra.


De tot d'una, en Pere i na Lletrudis se regiraren de ben de veres de veure allò tan ferest. Més i més quan s'aturà davant ells i botant i ventant-los ses manetes ran de sa cara, amb una veuarra forta i amençadora els deia, sense tenir aturai:


- Feina o menjar! Feina o menjar!


Allò era un desfet de temps una cosa mai vista per ells, i no us ha de parèixer estrany que, de moment, tant un com s'altre es quedassin aoborronats. I si no, posau-vos en es seu lloc i pensau per valtros.


Va ser en Pere qui s'arreveixinà primer i digué a na Lletrudis:


- Vés , obri sa porta de sa casa alta!


I an es fameliar li manà:


- I tu, ves agafant aquells sacs de blat i dugue'ls per amunt ...! I em pens que en tendràs de feina, per hores!


Encara no ho havia acabat de dir , quan ja estava es fameliar carregant-se sacs damun s'espina , un darrere s'altre, i per amunt s'ha dit!


Però , germans, quina manera de traginar! En Pere es quedà senyant-se i bocabadat, perquè amb es temps que ell n'hauria pujat un o dos, tot lo més aquell retai lleig d'homonet se n'havia pasat per s'escarpó al mancos una dotzena.


Tot just ell i sa dona no n'havien fet més que mirar-se esparverats tres o quatre vegades, ja tornaren a tenir es fameliar davant ells, que amb ses mateixes manotades i aquella veuarra els deia:


- Feina o menjar...! Feina o menjar...!


I d'aquells coranta sacs no en quedava ni un dins es porxo. Tots estaven, ben acaramullats, a sa casa alta.


- Vine'm aquí! - li digué en Pere.


I quan el tengué vora ell, el tornà a fer entrar dins s'ampolla, diguent-li de conseiet una oració molt estranya.


Na Lletrudis no pogué entendre lo que li deia ni com se les havia apanyay. Sols va veure com es fameliar s'enfilava, passava ses cametes dins es coll de s'ampolla, i que llavonses, ballarugant com una sargantana, s'anava aprimant i entrant per endins, sense aturar-se de demanar:


- Feina o menjar...! Feina o menjar...!


Podeu fer comptes, de llavonsens ençà, si hi estigueren, d'arregalats, en Pere i na Lletrudis, i si n'aixecaren de sous!


De bon matinet feien sortir es fameliar de dins s'ampolla, i no parava de fer feina dins de nitets ja fosc. Ell cavava, llaurva, escampava fems, espolsava ses ametles, taiava llenya, i fin i tot escurava i feia sa bugada, que de tot de tot sabia fer. Bastava que li ensenyassin ses coses una vegada.


Feina, podeu creure-ho, no n'hi mancava; però lo que és menjar...ni pensar-hi!


Però vei-vos aquí que un dia en Pere se'n tengué d'anar a Vila, i abans de partir, com de costum, li recomanà a sa dona:


- Lletrudis, no despapis s'ampolla des fameliar, eh? Mira que tu no estàs avesada a governar-lo, i et podria fer alguna mala eixida.


- Vés-te'n tranquil i no tenguis por - li respongué ella.


Però ja sabeu com són, han set i seran sempre ses dones.


Na Lletrudis, encara que fos d'Eivissa, era, poc més poc mancos, com ses altres. I així que en Pere hagué girat s'esquena, li mancà temps per anar-se'n a estirar es tap de s'ampolla. Ella lo que volia era governar tota sola es fameliar, i no deixaria perdre s'avinentesa.


- Feina o menjar...!Feina o menjar...!


- Li demanà tot d'una es fameliar, amb uns bots i unes manotades per davant ella com no li havia vist fer mai.


Tota aporugada i no sabent quina feina donar-li, sols per llevar-se'l de davant li digué:


- Vés, arregla sa paret de tota sa hisenda. Però ben arreglada, eh?


I quan es fameliar li va haver estret, pensà:


- Sort que sa hisenda és grossa i sa paret està que cau de pertot. Així en tendrà per temps. Ell just pareix que ho sap, aquest mal esperit, que en Pere no hi és! Avui és un desfet de temps, i em fa més por que companyia!


Però encara tot just acabava de fer-se aquestes raons, que ja tornà a tenir es fameliar entre peus que cridava:


- Feina o menjar...! Feina o menjar...!


I feia uns bots que casi tocava as treginat, i obria una bocassa que talment esborronava, feia unes manotdes com si estàs de lo més nic, i es menjava tot quant trobava.


Hauríeu vist una dona regirada de ben de veres! No sabia si estrènyer a còrrer ni què havia de fer, fins que li vengué un acudit que li va fer veure el cel obert.


- Jas, feina! - li digué-. Agafa aquelles dos pells de moltó, una blanca i s'altra negra, que hi ha en aquell racó des porxo, i vés-te'n en es torrent a fer-les netes. I no tornis que no duguis sa blanca ben negra i sa negra ben blanca.


Quan tornà en Pere, i na Lletrudis li contà es desforo que havia tengut, l'home se n'anà a buscar es fameliar i se'l trobà a sa vorereta des torrent, renta que renta, tot enfeinat amb aquelles dos pells de moltó.


Se l'emportà cap a ca seua, el ficà dins s'ampolla i...podeu pensar ses bones tardes que li donà a na Lletrudis, per lo ben creguda que era!


Ara, que anau ben errats si us pensu que per això s'escalivà na Lletrudis.


An es poc temps , un dia que en Pere se n'anà as molí a moldre un parei de sacs de blat, li agafaren desitjos a na Lletrudis de veure si es fameliar era tan trempat per menjar com per fer feina.


Escaldà una gran ensegonada dins sa pastera de donar menjar en es porcs, hi fé una bona capolada de moniatos i encara hi afegí quatre o cinc ambostes de garroves. Llavonses se n'anà a s'ampolla i li llevà es tap.


- Feina o menjar...!Feina o menjar...! - demanà es fameliar, així que tengué es caparrotet fora.


-Jas, menja prou, d'una vegada! - li digué na Lletrudis, acostant-li sa pastera.


Però es veu que aquella menja no devia ser molt des seu gust, perquè no va fer més que ensumar-ho i es girà tot d'un cap a ella.


- Feina o menjar...! Feina o menjar...! -cridà amb tot la seva ànima- Però no menjar de porcs!I vénga bots i manotades. I quant més anava , més nic se posava, i es menjava tota quanta vianda trobava avinent.


Na Lletrudis, una mica regirada de veure aquell cuc tan estirolat, i na mica empipada que no volgués s'ensegonada, agafà sa granera, i així que el tengué propet , li etzibà granerada damunt es cap!


Al.lots meus! Ell li hauria valgut més caure de cul dins es foc!


Com una abeia groga es posà d'enverinat aquell fameliar. Li prengué sa granera de ses mans i la fé a bocins. Agafà sa pastera i la va rebatre porta enfora. I darrera amollà un parei de bramuls que aborronaven, i descomparagué.


No s'esperava tal cosa, na Lletrudis, i prengué un trastorn de mort. Llavonses estigué un bon temps cavilosa perquè no sabia com dir-ho a s'home quan arribàs. Vaja un desaforo!


- I ara, com li dic , an en Pere, que es fameliar m'ha fuit? - remugava ella- Es que si l'hi dic, m'escorxa! No tenc remei. Idòsa millor és no dir-li res i fer es desentès quan se'n temerà.


Tornà a tapar s'ampolla, i quan en Pere vengué la trobà fent es sopar com si res hagués passat.


L'endemà era dia de batre, i l'home destapà s'ampolla per endur-se'n es fameliar a s'era. Però es fameliar, què havia de sortir, si no hi era!


Ell no s'ho acabava de creure, i tapava i tornava a destapar. Convençut, a la fi, que no hi era, preguntà a sa dona:


- No desu ser cosa que n'hagis tornat a fer una?


- Just! -respongué ella- Em va bastar una vegada. De llavonses ençà, por tenc d'acostar-m'hi, an es banc gerrer.


- Idò , no ho entenc -digué en Pere- No sé com hagi pogut sortir ell tot sol.


- Què no veus que això son mals esperits? A lo millor torna quan mancos mos ho pensem-


- Déu ho faça! Si no, estam ben apanyats. Amb lo bé que ara mos anava...


Aquell dia, sense ajuda des fameliar, se'n feren un panxó de trebaiar; i per quan vengué sa nit, mal avesats com estaven, no tenien os damunt ells que els volgués bé. I el sendemà, i cada dia , lo mateix.


En Pere no es cansava de buscar es fameliar per tots es racons, i no se'n podia donar raó de com se les havia apanyat per fugir. Passven dies i més dies, i es fameliar no sortia, ni cuit ni cru. Fins que acabà per dir: trebai perdut! i ja no el va buscar més.


Es cap d'unes setmanes, un dia na Lletrudis se'n pujà a sa casa alta per treure un senaionet de faves, però quan el tengué ple, de cap de ses maneres el pogué aixecar d'en terra. Imirau que ho provà vegades!


- Veiam què serà això? - es digué ella mateixa -. Ara ho faré provar an en Pere, sense dir-li per què.


Però en Pere aixecà es senaionet, sense témer-se de res.


Un altre dia anà a treure una baldraqueta d'aigua de s'aljub. L'omplí com de costum. però quan va anar a aixecar-la d'en terra..., i per aqueixes! Just pareixia que estava clavada, i ja podia estirar, ja...Sort que as cap d'una miqueta vengué en Pere, que duia ses mules a beure, i l'aginyà perquè li portàs sa baldraqueta.


I en Pere l'aixecà com si res.


-Fosca, fosca! - pensà ella- . Això pareix cosa de males arts! Ja van dos vegades que m'aconteny lo mateix. Què serà això?


No estigué molt a sebre-ho. A sa tarda se n'anà a recoir una mica de roba que tenia estesa davall d'un garrover. La posà dins un cove, i quan anà a endur-se'l , no pogué amb ell per molt que hi va revalejar. I no era que no hi posàs tota l'ànima fent força i estirant una i una altra vegada.


Així la trobà en Pere. I ella li contà lo que li aqcontenyia amb es cove i lo que li havia acontès amb so senaió de faves i amb sa baldraqueta de s'aigua.


- Ja m'ho hauries d'haver dit abans! - li digué ell-. Saps què és això?


- No! - respongué na Lletrudis-. I tu, que ho saps?


- Ara ho veuràs....


S'acostà an es cove i digué:


- Què t'estimes més: feina o menjar?


- Menjar! -respongué sa veuarra des fameliar.


I tot d'una el veren present com seia damunt es caramull de sa roba, fent ses manotades de sempre i badant sa boca tot quant sabia.


Na Lletrudis es quedà com enlluernada. I en Pere li preguntà:


- Li prometeres menjar, alguna vegada?


- Sí! - respongué es fameliar tot d'una- I em donà llenya amb sa granera perquè no vaig voler moniatos, ni garroves, ni segó!


Aquí na Lletrudis, vent-se destapada, no tengué altre remei que contar-li s'eixida tal com havia acontès.


- Ja em pensava jo alguna cosa per s'estil...- digué en Pere-. Ell tot sol no podia haver sortit de dins s'ampolla. Però , lo que està fet està fet! Ara, si de bo en vols, dóna-li menjar, com li pertoca. Si no , cada dia estaràs en ses mateixes i et farà viure per ses parets.


Na Lletrudis cridà es fameliar i se l'endugué cap a ses cases. Li llescà un pa sencer, li posà una sobrassada i una botifarra damunt sa taula i li acostà un cistelló de xareques.


- Au, menja! - li digué- I si en vols més digue-ho.


Es Temps d'anar a coir un parei de tanys de raïm i tornar, taula i cistelló estaven ja buits.


Mentres es menjava es raïm, arribà en Pere, i asseguent-se as costat des fameliar li preguntà:


- I ara, et vols quedra amb naltros, o què?


- Em qued! Destapau s'ampolla!


I s'hi ficà dins, ell tot sol.De llavonses ençà, no va ser feina només que li donaren. Per lo poc, un dia cada setmana, li donaven menjar.


I na Lletruids, mái més tornà a gosar destapar s'ampolla.


I d'en Pere i na Lletrudis passa an es seus fiis, i néts , i besnéts, fins que, segons diuen, morí de vei.


Encara que això no es pot acabar de creure, perquè ja es sap que es esperits no es moren.


Però que cadascú s'ho prenga així com vulgui.

Macarrones de San Juan

Estos macarrones se cocinan en Ibiza, por San Juan, son dulces por lo que constituyen más bien un postre, tengo la receta en mi cuaderno de cocina, pero es más fácil copiarlo de la red, aquí teneis la receta .


Ingredientes:

1/2 kilo macarrones de san juan (mirar la forma en la foto)

250 gr azucar

2 litros de leche

la piel de dos limones

3 palitos de canela


Instrucciones:

Yo di un hervor primero a los macarrones en agua. Poner a hervir la leche con el azucar, la piel de los limones y los palitos de canela. Añadir los macarrones y dejar hervir, a mi me gusta no dejar reducir del todo la leche, que quede un poco caldosito (si no se secan demasiado al enfriar) Repartir en cazuelitas y espolvorear con azucar y canela molida. Servir bien fríos.