lunes, 28 de junio de 2010

Josep Lluís Carod-Rovira, vicepresidente del Govern de la Generalitat de Catalunya: «Sería un error que los progresistas no tuvieran el patriotismo

Advierte de que las sensibilidades progresistas de la isla deben acabar «sumando» para evitar que la derecha regrese al poder






Josep Lluís Carod-Rovira, en la sede del Consell.
Josep Lluís Carod-Rovira, en la sede del Consell. J. A. RIERA

Pese a que su partido en Ibiza (ERC) ha decidido dar por zanjado el proyecto político de Eivissa pel Canvi, Josep Lluís Carod-Rovira (Cambrils de Mar, 1952) advierte de que las sensibilidades progresistas de la isla deben acabar «sumando» para evitar que la derecha regrese al poder. Considera que algunas de sus ideas se avanzan a su tiempo, lo cual puede causar incomprensión en su tierra y que fuera de Catalunya lo vean incluso como a un provocador.

IBIZA | EUGENIO RODRÍGUEZ —¿Cómo se le ocurre ofrecer una conferencia a la misma hora en la que se jugaba un partido decisivo de España en el Mundial?
—La cultura y el deporte no son exactamente lo mismo y el público destinatario de uno y otro no tiene por qué ser el mismo.

—¿Le interesa el Mundial?
—Dentro del Govern de Catalunya, Deportes es una competencia que depende de mi departamento, pero sinceramente me importa poco lo que pueda pasar en el Mundial mientras no pueda haber una selección con la que me identifique, algo que en este momento no pasa.

—¿Qué pagaría usted o la Generalitat para que Messi hablara catalán?
—No es cuestión de que lo pague el Govern catalán, sino que sería deseable que una persona que se ha criado en Catalunya y que me consta que entiende perfectamente el catalán, diera un paso más y también lo utilizase. Si vive en un país con una lengua propia, además de dar buenos momentos a los seguidores del Barça por su buen juego, si hablase en catalán seguro que daría un mensaje de normalidad. Estoy convencido de que no ha de ser difícil.

—En su conferencia defendió «un proyecto nacional no nacionalista, ya que no se trata de construir una sociedad sólo para los ciudadanos nacionalistas sino para todos los ciudadanos de la nación». Este discurso suena al nuevo espacio que promueve ERC en Ibiza y del proyecto Gent per Eivissa. ¿Tiene una vinculación?
—Me alegro. Hace años que estoy teorizando sobre el fenómeno nacional que para mí es fundamentalmente social y civil. En un proyecto nacional abierto que yo defiendo cabe todo el mundo, tanto si ha nacido aquí como fuera y si habla catalán como si no lo hace. Lo importante no es de donde venimos sino hacia donde queremos ir juntos.

—¿Conoce el proyecto político Gent per Eivissa?
—Un poco, pero no con detalle.

—¿Qué sabe?
—Sé que aquí hay cambios en lo que sería el mapa del sistema propio de partidos. Está bien que cada sensibilidad progresista asegure su propia identidad ideológica, pero creo que sería un error que no tuvieran la responsabilidad, el patriotismo y la generosidad de acabar sumando.

—La decisión de ERC de desvincularse de ExC ha roto la unidad de la izquierda ¿lo considera acertado?
—Conozco lo que va pasando aquí pero me parecía inadecuado dar mi opinión sobre un tema tan concreto de política ibicenca. Insisto en que me parecen legítimas las reivindicaciones de estrategias diferentes, aunque sabiendo que al final solo son útiles cuando consiguen articular una mayoría. En Ibiza esto sólo es posible sumando.

—El tripartito catalán tiene sus crisis internas, pero ¿cómo ve la inestabilidad del Govern de Antich?
—Lo que suele pasar es que la izquierda es la primera perjudicada de los errores, males e irregularidades que comete la derecha. Es sorprendente que los casos de irregularidades y corrupción detectados en vez de afectar a las fuerzas políticas en cuyo interior están las personas que han sido protagonistas de los mismos, acaben directamente por afectar a los que no tienen nada que ver.

—¿Se considera una persona provocadora o un incomprendido?
—Muchas veces tengo la sensación de que algunas de mis propuestas han ido un poco por delante del momento y, por tanto, para algunos puede parecer incomprensión. Fuera de los territorios de lengua catalana, lo que yo pienso puede parecer una provocación. Dentro a veces cuesta de asumir o admitir.

—Bernat Joan es una de las personas más ilustradas de Ibiza y, al haber sido eurodiputado, uno de los ibicencos que más lejos ha llegado en la política. Sin embargo, en Ibiza no tiene la consideración que parece tener en Catalunya. ¿Cómo lo explica?
—Acostumbra a pasar que la proximidad de las cosas no da la suficiente perspectiva para ver a quien tienes delante. Es incuestionable que Bernat Joan es una persona valiosísima desde el punto de vista político e intelectual. Cuenta por mi parte con todo el apoyo y la simpatía. Por eso, fui yo el que lo nombré secretario de Política Lingüística y cuando era presidente de ERC hice lo que debía para que fuera eurodiputado. Es una persona muy potente intelectualmente y con un criterio político muy sensato.

—¿Puede atribuirse a que el nacionalismo catalán es residual en la isla?
—Creo que aquí existe un nacionalismo bien organizado, que es el español, fundamentalmente conservador. Además, puede haber algunas posiciones del mundo de izquierdas entre comillas con actitudes de nacionalismo español. El caso de Bernat Joan no sería distinto al mío. En una Ibiza que bascula sobre el bipartidismo, las posiciones de Bernat Joan se abren lentamente y por eso pueden sorprender o incomodar a personas que no querrían que esta tercera vía avanzase.

—Si Catalunya es una nación, ¿qué son las Illes Balears?
—Defiendo que existe una nación cultural que es lo que podría ser el conjunto de territorios de lengua catalana. Pero personalmente no creo que exista un país balear. El primer referente político para la gente de Ibiza debe ser Ibiza. Pero soy de los que trabajo para que esta nación cultural pueda algún día, en el futuro, convertirse en una nación política compartida. Solo será posible si lo quiere la mayoría de la gente y, segundo, para que ésta lo quiera, no solo ha de estar de acuerdo el corazón, sino la cabeza y sobre todo el bolsillo. La gente debe verlo útil.

—Si el primer referente político para los ibicencos debe ser Ibiza, ¿cómo encaja esto en los Païssos Catalans?
—Para entendernos, alguna cosa debe pasar cuando el secretario de Política Lingüística de la Generalitat es un señor de Ibiza. Tan peculiar como que antes lo era un señor de Mallorca (Antoni Mir) y tan peculiar como que cuando mandaba CiU era una señora de Mallorca (Aina Moll). No pasa en otros lugares. Creo que ha llegado el momento de que veamos que una nación, aparte de ser un espacio de emociones, también lo es de intereses compartidos.

—¿Qué beneficio obtiene Catalunya de su visita a Ibiza?
—En septiembre está prevista la firma de un convenio en Deportes.

—Pero en este caso Ibiza es la que se beneficiará de este convenio.
—Pero convierte a Catalunya en un referente positivo. El beneficio directo material lo obtendrá Ibiza, pero Catalunya se beneficiará en el sentido de que reforzará su dimensión de tierra de prestigio, de un gobierno que es capaz de utilizar positivamente sus activos. Lo hacemos con Ibiza y no con otros lugares porque Ibiza forma parte del mismo espacio cultural. El prestigio de la lengua y cultura catalana ha avanzado más en los últimos tres años en el que en el Ramon Llull estamos todos que en toda la historia anterior de la lengua catalana.

—¿Por qué entonces en las islas no se puede ver TV3 [se sintoniza TV3.cat, el 3/24 y el 33]?
—Es un problema que por parte del gobierno de Catalunya y Balears existe una absoluta predisposición a resolver. Lo que falla es un mecanismo y es que en el momento en que se crean las televisiones autonómicas se prevé que solo afecten a un marco territorial concreto, que coincide con el ámbito geográfico de cada comunidad, pero hay una realidad lingüística que va más allá. España continúa siendo, pese a la existencia de 17 comunidades y dos ciudades autónomas, un estado de mentalidad profundamente centralista.

—¿Existe un interés real por parte del Govern balear de resolverlo? Lo digo por la competencia que TV3 puede ejercer sobre IB3.
—La voluntad de los dos gobiernos es absoluta. Hay unos problemas legales que tenemos que superar. No es igual contratar publicidad para un número potencial de televidentes que para otro. Es solucionable, y lo será, pero no es tan fácil.

—¿Es inevitable ahora mismo el regreso de la derecha a la Moncloa?
—Soy agnóstico, pero puedo llegar a desear que se produzcan milagros y que no suceda. Es evidente que la situación internacional de crisis que vivimos da un gran espacio para la demagogia populista. De la derecha solo oímos críticas, pero ninguna propuesta. Me gustaría que alguien me explicase cómo se piensa gobernar en un momento de crisis y restricciones bajando los impuestos. Es obvio que los primeros perjudicados en situación de crisis son los gobiernos, sean de la ideología que sean.

—No sé si alguna vez ha confiado en Zapatero. ¿Pero cree que puede dar la vuelta a la situación actual?
—He tenido una buena relación con el presidente Zapatero al principio de su mandato. Fue una relación personal, correcta, amable e incluso cordial. Pero ahora no es que haya distancias personales, sino un abismo político. En el caso de Catalunya, ésta ya no puede esperar que sus problemas se resuelvan desde Madrid.

—¿Y Balears? ¿qué debería hacer para estar en el mapa político de España?
—Lo que tenemos que procurar hacer de una vez tanto Catalunya como Balears es estar en el mapa político de Europa y del mundo.

Vía Diario de Ibiza, 27 de junio

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