¿LA CASA FENICIA?
Según mi admirado Ralph Blackstad, canadiense instalado en Ibiza desde los años 50 y experto en arquitectura ibicenca, su teoría es que la casa payesa tiene orígenes fenicios.
Bueno yo no se si ésto es cierto pero a mis turistas casi siempre les informo que lo más importante de Ibiza NO es la fama que tiene de sustancias psicotrópicas, discotecas, sexo (bueno, ésto sí...) y hippies sino la arquitectura de sus antiguas casas rurales (quedan pocas ya...).
Estas centenarias casas fueron base de inspiración para grandes arquitectos que vivieron aquí, como Raoul Haussmann, Le Corbusier, Walter Gropius (precursor del movimiento Bauhaus en Alemania) y el gran arquitecto catalán Josep Lluis Sert—que llegó a ser decano de la facultad de arquitectura en Harvard-- entre otros. Todos fueron inspirados por la sencilla casa rural ibicenca.
El ibicenco primitivo, analfabeto la mayor parte de las veces, tenía una idea de la arquitectura moderna (sin saberlo, claro) muy avanzada, porque hacía un módulo,y, conforme iba creciendo la familia, añadía módulos; esto se convertía en una casa muy funcional, estéticamente muy bella y de un concepto muy moderno.
Las antiguas casas tienen paredes encaladas de un grosor de casi un metro, ventanitas pequeñas (las más antiguas SIN ventanas-- por la defensa-- y cuando contaban con ventanas siempre ponían dos trozos de madera de sabina en forma de cruz para la protección); las fachadas dan al sur porque ésto las hace más calentitas en invierno y más fresquitas en verano.
Luego los tejados son planos para recoger la poca agua que cae (promedio: treinta dias al año) y fuera al pozo.
Los hacían en tres capas: una capa de madera de sabina, otra de cenizas y hojas de la Posidonia (que la gente cree que son algas pero no, porque la Posidonia es una planta con semilla y flor, declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco, por cierto) que actuaban como aislante, y una capa de arcilla.
Mirad si eran sabios antiguamente (aunque no supieran leer ni escribir...) que a veces la arcilla del tejado se resquebrajaba con el calor del sol del solsticio, y ústed pensaría que si llovía entrarían goteras dentro de la casa... pues, no.
Antiguamente no solía llover desde finales de abril hasta finales de agosto, principios del otoño, cuando siempre llovía a cántaros con rayos y truenos que parecía que la isla se iba a hundir... pero, al dia siguiente, salía el sol (rara vez llovía dos dias seguidos.
Ahora todo ha cambiado, desgraciadamente...).
Lo que hacían los ibicencos es, antes de que cayera esta tormenta, ponían barro seco en la azotea, este barro de deshacia con la lluvia, cubría las grietas y al dia siguiente se secaba al sol ¡ supercalifragilisticoexpialidoso! Ninguna gotera dentro de casa.
Por GUIA d’IBIZA: Maria de las Mercedes Pallares
Miembro del A.P.I.T.I.F
- Asociación Profesional de Informadores Turísticos de Ibiza y Formentera -
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