martes, 13 de abril de 2010

Las canciones ibicencas, un fósil viviente

En el folklore de Ibiza/Eivissa y Formentera, las canciones se dividen en dos clases: las llamadas propiamente así, “cançons”, y las “gloses” (glosas). En las primeras, el intérprete redobla cada estrofa con el enigmático y característico “ie…ie…ie…” ó “ieu… ieu… ieu…”, sonido gutural que se repite cada par de versos, y de origen desconocido. Las canciones, a su vez, pueden ser glosadas, de discusión (“porfèdia”) o redobladas. La métrica unas veces es regular, otras no. En la temática de estas canciones se reflejan los sentimientos, la vida y las costumbres rurales, con un sentido de crítica o desengaño, o bien un erotismo popular (a veces bien evidente, a veces haciendo uso de dobles sentidos); en otras letras no falta un cierto fatalismo, una escéptica melancolía o incluso un loable estoicismo.

Las glosas son más modernas y carecen de este redoble, que algunos investigadores han considerado muy similar al canto bereber del Norte de Africa. No hay que olvidar que las islas estuvieron ocupada por los árabes durante varios siglos.

Según parece, el tipo de canción más antigua del mundo árabe fue la conocida como “Huda”, palabra que significa dirección, rumbo. Era una canción propia de los pueblos nómadas del desierto y de los beduinos. Se trataba de una monodia de estrofas muy simples, igual que la canción ibicenca, que terminaban invariablemente con este redoble: “ye hedia, ye hedia, ye yeda, ye yeda”. Esta frase tenía por objeto mantener a las caravanas unidas en la oscuridad de la noche y del desierto.

Las tribus beduinas se reunieron y dieron origen a dos poderosos pueblos: los almorávides en 1086 y los almohades en 1146. Ambos pueblos se establecieron en Ibiza y pudieron muy bien dejar aquí la impronta de su música.

El milenario aislamiento de Ibiza ha hecho posible que nuestra isla sea algo así como un museo vivo. Una reserva permanente de múltiples culturas de otros tantos pueblos, que saltando por encima de los tiempos y de la historia, no son recuerdos, sino formas cotidianas que han llegado hasta nuestro presente.

El hecho de que en Ibiza se conserve el más antiguo estilo de canción árabe presenta un importante corolario: las antiguas culturas de los pueblos beduinos y nómadas del desierto sahariano son las herederas de una importantísima cultura prehistórica, conocida como cultura del Tassili, que floreció entre ocho mil y cinco mil años atrás. Posiblemente la música ibicenca y las canciones más antiguas sean un testigo fósil de aquella cultura prehistórica, la más importante de Africa del Norte.

Esta teoría daría solución al origen geográfico y cronológico del misterio que nuestras antiquísimas canciones presentan a los estudiosos e investigadores de primitivas formas musicales, quienes hasta hace pocos años consideraban todavía que la música más antigua del mundo, aún viva, correspondía a China y Japón, con unos cuatro mil años de antigüedad. Música y canción que se tocan a cinco notas, mientras que la ibicenca, -¡y aquí está la sorpresa!- se interpreta a cuatro notas, lo que evidencia una antigüedad mucho mayor. Son muchos los musicólogos que afirman, al oír las canciones ibicencas, encontrarse ante un fósil viviente.

Fuente: elsantuario

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